viernes, 30 de agosto de 2013



Defender la Constitución es despenalizar el aborto
Adriana Guzmán
Julieta Paredes

El debate hoy no es sobre el aborto, es sobre la inconstitucionalidad de penalizar nuestras decisiones, pero la desinformación, el machismo y la doble moral de la sociedad y las instituciones nos ha llevado a este debate dejando que se monten sobre él la derecha, el comité cívico de Santa Cruz y la iglesia católica que ya no tenía qué decir en un país laico, estas manifestaciones conservadoras atentan no solo contra la autonomía del cuerpo de las mujeres sino contra la Constitución Política del Estado Plurinacional que ha sido fruto de nuestras luchas y por eso exigimos responsabilidad.
Primero, el Tribunal Constitucional tiene que pronunciarse ante la demanda de inconstitucionalidad de 13 artículos del Código Penal, hecha por la asambleísta Patricia Mancilla, ese es su trabajo, velar porque los Códigos no vulneren la Constitución no consultar a la Iglesia cuál es su opinión ¡Somos un país laico pues!
Segundo, el trabajo del Estado es garantizar que el debate sobre la inconstitucionalidad sea con información y con argumentos, no un debate desde el amedrentamiento, la culpa, los mitos, las mentiras, la manipulación y las amenazas que ha venido haciendo la iglesia, que aunque dice que no dijo nada sobre la excomunión, ha dejado claro que ese será el castigo para quienes apoyen la despenalización del aborto que en el fondo es defender la Constitución. De todo este asunto quien ha salido bien parada es la iglesia con la complicidad de los medios de comunicación. Por eso, desde el feminismo comunitario convocamos a las y los  católicos a responder y defendernos con la APOSTASÍA, que es como desbautizarse de la Iglesia Católica, usando la libertad de conciencia. Porque ser apóstatas es un acto profundo de descolonización de nuestros cuerpos, de nuestras cabezas, de nuestros ajayus y de nuestros credos.
Tercero, en un proceso de cambio que es de los pueblos y no de los gobiernos la responsabilidad política de las organizaciones sociales es defender lo que vamos logrando, las transformaciones que vamos haciendo, en este caso es defender la Constitución, pero las declaraciones de dirigentes de la CSUTCB y dirigentas de la Confederación Bartolina Sisa que dicen estar en contra de la despenalización obviamente ponen en duda esta responsabilidad. Compañeras y compañeros ¡Penalizar el aborto es inconstitucional! es además colonial y patriarcal ¿Acaso ustedes no han luchado también por esta Constitución? ¿Acaso ustedes no acaban de salir de la cumbre antimperialista y anticolonial? ¿Acaso la iglesia no es colonial y colonizadora? Frente a estas opiniones que entendemos son personales y no son la posición de las organizaciones, desde el feminismo comunitario convocamos, primero a que las y los dirigentes se informen antes de opinar, despenalizar el aborto no es legalizar el aborto,  y segundo, convocamos a hacer un debate amplio dentro de las organizaciones en defensa de la Constitución, de la autonomía, de la descolonización y de la despatriarcalización, porque defender la Constitución es despenalizar el aborto. 
Asamblea de Feminismo Comunitario

lunes, 19 de agosto de 2013




¡LAS MUJERES SOMOS GENTE!

Adriana Guzmán, Julieta Paredes
Feminismo Comunitario
Publicado en el quincenario el Desacuerdo, La Paz, 04.08.2013

Hay quienes burlonamente se refieren a este proceso de cambio, como si las que nos comprometemos en el, fuésemos un montón de giles. Pero que contundente es la realidad de esta apuesta, cuando evidenciamos que en efecto, es un proceso que nos da vuelta la cabeza y nos convoca a crear.
Es en este proceso que estamos discutiendo sobre la despenalización del aborto ¿Cuándo antes se produjo semejante coyuntura de reflexión? En 23 años de feminismo no vimos nunca, a ministras valientes dar argumentos sobre la constitucionalidad del derecho a decidir. Tampoco escuchamos a un ministro, ni a diputados hoy asambleístas, ser compañeros solidarios y apoyar a las mujeres. Siempre fue una lucha solitaria de nosotras las feministas.
Este proceso se nutre desde abajo, nuestro pueblo, atiza el fuego de la creación teórica y la discusión  política, impulsándonos a crear nuevas categorías, ciertamente la despatriarcalización es un planteamiento de este proceso, lo mismo que la autonomía y la descolonización, categorías de pensamiento que desde nuestros cuerpos de mujeres adquieren las dimensiones de profundidad de un proceso revolucionario. No vamos a descolonizar nuestras relaciones con los racistas, para ser colonia de nuestros hermanos indígenas, no vamos a pelear por la autonomía de los territorios cuando nuestro cuerpo es un territorio ocupado por los jueces, curas, fiscales, maridos, padres y dirigentes.
No hay proceso de cambio revolucionario si no desmontamos el sistema patriarcal, porque no puede haber descolonización ni autonomía si no acabamos con la penalización del aborto y la maternidad obligatoria como imposiciones religiosas e invasoras.
 El actual código penal plantea que las mujeres debemos ser tuteladas y controladas por otros, presupone que no somos dueñas ni capaces de tomar nuestras propias decisiones, es deplorable el atrevimiento de los curas y moralistas de todo tipo que vociferan que son ONGs neoliberales y gringas, quienes hoy están manejando nuestro pensamiento, no pueden creer  que las mujeres y mujeres de pueblos indígenas, podamos discernir y opinar sobre leyes inconstitucionales que nos despojan de nuestras decisiones autónomas. Estos patriarcas se rasgan sus vestiduras y entran en un círculo de adjetivos sin sentido que suenan a lata y no dan respuestas, ni reflexiones.
No entendemos por qué los medios de comunicación en un Estado Laico invitan a opinar desde la fe a hombres religiosos sobre algo que es materia de jurisprudencia, con suposiciones sobre el cuerpo de la mujer, cuando son hombres reprimidos que no ven la realidad de las mujeres a quienes nos consideran las culpables del pecado que ellos cometen.
Queremos nutrir la discusión, ambas posturas, la de la penalización del aborto y la legalización del aborto son violaciones a nuestros cuerpos, no somos propiedad del Estado, aunque sea plurinacional, ni de legisladores que decidan por nosotras. La legalización del aborto, tiene ese riesgo, de que ahora se construya todo un protocolo judicial sobre dónde, cómo, cuándo y con quien abortar, que es nuevamente normar y controlar nuestro cuerpo y así vulnerar nuestra autonomía. Las mujeres no necesitamos permisos para decidir pero sí condiciones para hacerlo; necesitamos información como la discusión de la Ley de derechos sexuales y derechos reproductivos, necesitamos educación sexual en los colegios, para que los hombres principalmente, pero también las mujeres, no piensen que hacer el amor es meter un pene en una vagina, necesitamos recuperar el placer y dejar la culpa.
Necesitamos reflexionar y discernir sin miedos ni condenas, con tranquilidad si podemos hacernos responsables  del pan cotidiano para la probable wawita, su escuela, tener tiempo para darle, el cariño y la paciencia que necesita. Cómo ser madre en una sociedad que no tiene guarderías en los centros de trabajo, ni comedores escolares, de manera que las mujeres mamas no dejen su profesión, ni su estudio, ni su trabajo. Cómo ser madre si los hombres no se hacen cargo si la wawa llora o se hace caca o se enferma o se aplaza en la escuela, tampoco pasan pensiones y son protegidos por jueces, fiscales y abogados. Si los compañeros hombres quieren opinar y participar en la discusión, discutan pues sobre estas realidades y no protesten porque se les excluye de nuestras decisiones ¡Háganse responsables de sus propias decisiones!
Las mujeres tenemos que recuperar nuestro cuerpo, nuestra capacidad de regular la vida, que decidimos crear o que decidimos no crear, porque esa es la maravilla de nuestro cuerpo ¡Podemos crear vida! Este discernimiento lo hacían ancestralmente nuestras abuelas, lo cierto es que hay buenos tiempos para parir y tiempos en los que es mejor no hacerlo, esa es nuestra decisión. Ambas cosas gestar y parir o abortar eran hechos autónomos, autonomía que el mercado de la salud nos va quitando y nos hace más dependientes cada vez.
Si vamos a discutir sobre parir o abortar lo haremos pues entre mujeres, las monjas, las abuelas, las jóvenes, las que fueran, este es un debate sobre nosotras, por tanto lo haremos desde nuestros cuerpos. Para esto es necesario que nuestro cuerpo deje de ser colonia, que se despenalice nuestra decisión sobre el aborto y así reconocer que las mujeres somos gente.